La contaminación es un tema más que actual dada la situación crítica en la que se encuentra nuestro planeta hoy en día. Fue importante prepararse de manera rigurosa para dar credibilidad a este proyecto. Todo el escenario fue creado en un marco de clasificación colectiva y reciclaje. Solo se necesitaron dos semanas de clasificación para recolectar todos estos desechos. Desde el fondo hasta el primer plano, cada pedazo de papel y plástico fue cuidadosamente almacenado hasta el momento de la sesión fotográfica. La conclusión es que es difícil consumir sin terminar con un trozo de plástico en las manos, un plástico que compramos y luego desechamos. Entonces, ¿dónde encontrar la belleza en esto? Nuestro deseo era poder evocar una emoción de este método de consumo. Crear esta escena dramática, casi como colocada en un escenario teatral, esta alegoría se destaca bajo un foco, pareciendo dirigirse a un público. El público frente a una obra de teatro es el mismo que frente a la situación del mundo. ¿Quizás lo que sucede en escena no es real? La violencia teatralizada, los llantos o la alegría, todo está actuado. Y si la situación llegara a empeorar, como espectadores, ¿debemos reaccionar? ¿O simplemente contemplar y esperar a que alguien más calme la situación?